Buscando algo de información referente al significado de culpa, me encuentro con una definición muy clara: “falta, delito o pecado que comete voluntariamente” siendo la falta, como el acto contrario al deber u obligación.
En la sociedad actual, el sentimiento de culpa es muy común por diversas razones, pero tenemos la elección de aceptarla o tomar otro camino que al parecer es más fácil, que es el culpar a otros. Esta acción de culpar a otros lamentablemente es mas común que el simple hecho de aceptar tal consecuencia. En el trabajo, la familia, universidad, escuelas, gobierno, amigos , y más, podemos ver tales acciones para evitar ese sentimiento de culpabilidad o las consecuencias de tal error.
Ahora bien, aquellos que vivimos en una vida cristiana no estamos exentos de tal caso, la diferencia está en quien culpamos. Y no es por desafiar doctrinas en iglesias ni nada por el estilo, sino que muchas personas están adoptando la idea de no aceptar ciertas consecuencias sólo por el echo de que Dios esta con ellos. Ahora los cristianos tienen un nuevo culpable: “El Diablo”. Todas aquellas malas situaciones que nos pasan, es culpa del diablo; si nuestro hijo se enferma, es culpa del diablo; si me despiden del trabajo, es culpa del diablo; así poco a poco nos quitamos ese sentimiento de que fuimos nosotros mismos los que fallamos.
Cuando no queremos orar o leer la biblia es por culpa de ese alguien más que nos estorba, y aunque en parte es cierto que el enemigo trata de evitar una comunicación agradable con Dios, también es cierto que a veces somos nosotros mismos los que dejamos el camino fácil para el enemigo entre a nuestra vida y haga lo que le encanta hacer en nuestra mente.
Si dejas las puertas de tu casa abierta en la noche y con las luces apagadas, no te sorprendas que entre algún ladrón a robar, el problema está en que le echamos la culpa al ladrón y no nos damos cuenta de que fuimos nosotros que dejamos las puertas abiertas, pues así es el diablo esperando cualquier momento para entrar, pero de nosotros depende que puertas vamos a abrir y cuales cerrar. Jesús nos regala herramientas para afrontar las dificultades, pero nunca te dirá que serán fáciles, es ahí entonces cuando es mejor culpar al diablo por nuestras desgracias en lugar de afrontarlo y superarlo. Una búsqueda de Dios constante hará que te des cuenta de muchas cosas sobre ti y sobre tus acciones.
Pero ¿por qué le echamos la culpa al diablo?. Interesante pregunta que nosotros mismo podemos resolver. La primera razón es que Creemos en un Dios misericordioso pero que pocas veces creemos lo que dice, y pensamos que nuestros actos son imperdonables. Y la segunda razón, y que tal vez esta sea la principal por la cual culpamos al diablo antes que aceptar la culpa, es por nuestro orgullo.
Como “cristianos perfectos” no aceptamos que somos como cualquier otra persona propensa a pecar o a equivocarse y, ya sea por el cargo ministerial que posea o por la doctrina que haya establecido en su mente, es más fácil dejar esa carga para no perder el “intachable” testimonio que profesa, recuerda que “un cristiano real no es perfecto, y un cristiano perfecto no es real – @ pacopalafox”
El culpar a otros es nato en todo ser humano, desde la creación de Adán y Eva y la serpiente hasta nuestros días.
Pero de nosotros depende si aceptar las consecuencias o pasar esta copa y seguir como si nada hubiese pasado.
Hecho por: JovenCristiano
Texto extraído de:
www.cartasdeunjovencristiano.wordpress.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario