“El río de Dios”

                           

"Después me mostró un río limpio de agua de vida, 
resplandeciente como cristal, 
que salís del trono de Dios y del Cordero”.
 Ap. 22:1

Hemos oído hablar mucho sobre temas como el río de Dios, caminar en su visión, vivir vidas apasionadas, un nuevo y gran avivamiento, etc. casi todos tenemos una visión de lo que es un avivamiento. Visión y avivamiento son palabras claves.

 La mayoría de las personas tenemos una visión de lo que queremos hacer o de lo que queremos ser. Para otros, es algo más que soñar despiertos o un plan detallado. La visión por sí sola no puede lograr nada.
Entre tener una visión y ver que ésta se cumpla existe un gran trabajo de por medio que pocos visionarios han estado dispuestos a llevar a cabo. Tener una visión es la parte emocionante, pero el llevarla a cabo es más difícil.
La verdadera visión sólo se puede dar cuando uno es capaz de ver con los ojos de Dios, ver lo que el Señor quiere hacer, PERO trabajar con Él para cumplirlo. Esto sólo es posible estando en el RÍO DE DIOS.
 SIGNIFICADO DEL RÍO DE DIOS
Para muchos el río es tener visiones. Para otros, es un derramamiento del Espíritu Santo (Ap. 22:1; Juan 7:38 y 39; Sal. 36:8 y 9). El río de Dios no es un lugar, cosa o experiencia. El río de Dios es la vida misma de Dios. Tomar del río es tomar de Dios. Sumergirse en el río es sumergirse en Dios.
Cada época de renovación o avivamiento ha llevado un nombre (reforma protestante, renovación carismática); el movimiento actual del Espíritu Santo ha sido llamado “el río de Dios”, ¿Por qué? La Biblia nos muestra algunas verdades:
  • Representa su vida y poder (Ap. 22:1 y 2)
  • Representa su gloria
  • Representa bendiciones
  • Representa avivamiento
  • Representa la Palabra de Dios
  • Representa limpieza y juicio
  • Representa muerte y sepultura de la naturaleza pecaminosa
 ¿QUÉ HACE EL RÍO DE DIOS EN MÍ?
1-    Nos limpia de nuestras impurezas e iniquidades
2-    Nos da frescura y vitalidad = nos vivifica
3-    Hace que contagiemos a otros
4-    Hace que llevemos sanidad a las naciones
5-    Hace que compartamos Su Palabra con poder
6-    Haremos milagros en su nombre porque el poder y la vida de Dios luirán en nosotros y de nosotros
CONDICIÓN: LA PREPARACIÓN
Para que el río fluya en nosotros debemos beber CONTINUAMENTE. Beber un sorbo NO es suficiente, ver Juan 7:37; venga y beba son verbos imperativos: es una orden y es además una acción continua… “seguid viniendo a mí y seguid bebiendo”.
Muy a menudo intentamos vivir con el maná de ayer. Nos dice Ef. 5:18, “sed LLENOS del Espíritu Santo”; significa que continuamente lo hagamos. Somos salvos el 100%, pero también podemos andar en un 30% de poder y eficacia.
Dios desea que continuemos viniendo, sigamos bebiendo y siendo llenos. ¿Para qué? Para que el río de Dios pueda continuar fluyendo en nuestras vidas, hogares, matrimonios e iglesias (Sal. 42:1 y 2).
 EZEQUIEL 47:1 A 12, EL RÍO DE DIOS
1-   El río inicia en el Templo (v. 12): está hablando del santuario o casa de Dios. nosotros somos el templo de Dios y su habitación. La fuente que Cristo coloca en nosotros (Juan 4:14) no es un tanque de almacenaje o una cisterna. Es un manantial que corre constantemente porque Él vive en nosotros y fluye a través de nosotros. NO somos la fuente, sino que la fuente está en nosotros.
2-   Niveles de agua (v. 3 a 5): inicia con un arroyo, luego hasta los tobillos, las rodillas, la cintura, hasta que hay agua suficiente para nadar y sumergirse. Algunos interpretan esto como diferentes puntos de la historia; otros, como niveles de madurez individual, dependiendo de nuestro andar con el Señor; otros creen que se refieren a verdades espirituales en las que debemos andar. Otra suposición es que representa diferentes etapas del avivamiento de una persona.
3-   La dirección del río (v. 8): el Arabá significa “tierra seca o desierto”, se refiere a la condición muerta en la que se encuentra el mundo. El mar es el mar muerto, que corresponde a la humanidad caída; ahí llega la vida y la sanidad (Is. 35:1 a 7, 41:17 y 18).
 RECETA PARA EL AVIVAMIENTO
A muchos nos gustan las cosas fáciles e instantáneas, pero no nos gustan los procesos porque necesitan de trabajo y tiempo. El avivamiento es un proceso; este proceso involucra lo siguiente:
 a) ARREPENTIMIENTO: ninguno de nosotros somos perfectos; la gracia de Dios la convertimos en una licencia, la santidad en legalismo, el poder en sensacionalismo. Necesitamos arrepentirnos constantemente
 b) LIMPIEZA: al sumergirnos en el río, nuestras debilidades son expuestas y necesitamos ser limpiados
 c) DESECHAR MÉTODOS HUMANOS: fácilmente intentaremos hacer cualquier cosa para saltarnos el proceso y obtener el fruto que se pueda medir en “éxito”. Nuestros métodos son naturales e impedirán que el río de Dios fluya hasta que los desechemos y nos elevemos por encima de las capacidades humanas para que permitamos al Espíritu de Dios planear las estrategias
 ELEMENTO ESENCIAL
Necesitamos la visión para estar alertas y disponibles. La falta de visión produce indiferencia, la cual lleva a la tibieza. Una persona sin visión no apoya nada, no se puede edificar con ellas, ni se saca fuego de ellas. LA VISIÓN TRAE PASIÓN.
 CONCLUSIÓN
 Vivimos en una época de cambios sin precedentes:
 El muro de Berlín ya cayó
  • Se libró una guerra importante en el Oriente medio
  • La Unión Soviética desapareció para convertirse en 18 naciones
  • La información se está duplicando cada año: los libros que hoy se escriben serán obsoletos en algunos meses
  • Los incrédulos no están interesados en escatología, sino en poder y vida
 Debemos sumergirnos en río de Dios y dejar que ese río fluya a las naciones, para que llevemos Su Gloria.
Por Alma Ponce






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